¡SE PERDIÓ LUA!

Ya nos íbamos de Puerto Almanza y Lua no estaba por ningún lado, le silbamos, la llamamos a gritos y nada. Decidimos arrancar a rodar para ver si la conseguíamos, llegamos a la costa y la vemos jugar su juego favorito “perseguir pájaros” la llamamos, nos vió y nos ignoró totalmente.
Nuestro plan era ir a un wifi cercano a avisar a la familia que seguíamos ruta, decidimos rodar hasta dicho lugar y pensamos que Lua seguiría a la Bipo al darse cuenta que nos íbamos sin ella, en parte como forma de castigo por no hacernos caso. Llegamos al lugar y esperamos a que Lua apareciera… nada. Pasados alrededor de 30 minutos pensamos qué quizás no había notado que nos habíamos ido y que debía estar persiguiendo pájaros todavía. Dimos marcha atrás y cuando llegamos al lugar donde la habíamos dejado, no estaba.
Comenzamos el protocolo de nuevo, silbidos y gritos. Ni una señal de Lua. Nelson fue a buscarla por un camino que habíamos recorrido con ella días antes, volvió sin Lua. Yo me quedé en el mismo lugar esperando que volviera, pero no lo hizo.
Comenzamos a sentirnos desesperados, culpables de haberla dejado, tristes y preocupados.
Decidimos poner en marcha a Bipo otra vez y hacer otro recorrido, hablamos con la guardia naval, nos dijeron que la habían visto tratando de perseguir la kombi pero que sus perros la habían ahuyentado. El sentimiento de culpa aumentó. Como veníamos de allá y no apareció, a pesar de lo que nos dijeron las guardias hicimos el recorrido en la otra dirección pensando que tal vez habría cruzado por algún otro lado. A mitad del camino me bajé y fui a buscarla a pie por la orilla de la playa, Nelson siguió en la kombi algunos km más. Nada.
Decidí irme de nuevo hasta donde estábamos la última vez que la vimos mientras gritaba “LUA” a todo dar.
Estaba desesperada.
De pronto la escuché ladrar y la vi salir de unos arbustos, comenzó a llorar y a comportarse igual que el día que volvimos a buscarla y la adoptamos.
Ella también pensó que nos había perdido.
La abracé como en la mejor de las películas románticas con perros. Se me pasó el susto que tenía en la garganta y juntas fuimos en busca de Nelson.

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