¡Ahora somos 3!

Mientras menos km nos separaban de Lua más ansiedad íbamos ganando, queríamos saber si la íbamos a poder encontrar y compensarle para siempre haberla dejado, desde que entramos al lugar donde la dejamos comenzamos a gritarle, llamarla, silbarle, lanzarle besos, sonarle bolsas y todo lo que se nos ocurrió para llamar su atención. Nada, no la vimos.
Rodamos hasta el lugar donde habíamos parado esos día, muy desanimados y tristes, nos planteamos hacer almuerzo allí y si no volvía resignarnos a pensar qué seguro estaba bien y sana en otro lugar pero Nelson no aguantó y me dijo “¿Y si voy a caminar a ver si la encuentro?” Obviamente yo asentí y el se encaminó hacia el último lugar donde la vimos, yo me prepuse cocinar pero volteaba cada 5 segundos a ver si venía Nelson con ella y de pronto los vi venir a ambos corriendo hacia la Kombi, la alegría no nos cabía en el corazón ¡había vuelto y ya no nos separaremos más! Cuando vió a Nelson lloraba de la emoción y apenas vió a Bipo brincó dentro para reafirmarnos que ella eligió este nuevo hogar.
La bañamos y la llevamos al Veterinario donde la consintieron y le regalaron varias cositas por ser adoptada.
Le pusimos Lua por la Luna, ya que cuando la conocimos había luna llena, una de las más preciosas que hemos visto.

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