Nuestra primera prueba, un viaje a Sanare

¡Sanare lindo!

Sanare nos recibió con sus paisajes, flores y un friíto dominguero sabroso.
Llegamos caídas las 11 de la mañana al pueblo todavía sin tener claro donde íbamos a dormir aunque habíamos revisado varios sitios en internet, por fin nos decidimos, pedimos indicaciones y arrancamos hacia una posada.
Rodamos alrededor de 25 minutos y al llegar al anuncio de la entrada vimos que era muy empinada y que además nos esperaba un camino de tierra y piedras no apto para kombis así que nos tuvimos que devolver, a eso de las 12 ya con hambre pasamos por el restaurante ‘El Encanto’ y no dudamos en pararnos a comer, casualmente a tres minutos caminando y a nada en carro queda la posada ‘Loma Linda’ donde decidimos pasar la noche, convencidos por la atención cálida y el buen servicio que nos brindaron.
Entre risas y echadera de broma quedamos en visitar de nuevo el lugar cuando volvamos de Alaska. ¡Que así sea!

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